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En estas recientes elecciones entró en vigencia un nuevo sistema electoral, de carácter proporcional moderado y que incorpora medidas para la representación equilibrada entre hombres y mujeres, particularmente la obligación a los partidos políticos de proponer un mínimo de 40% de mujeres candidatas en las listas.

Hasta ahora las mujeres estaban subrepresentadas, con el 15,8% en la composición de cada una de las cámaras, mientras que el promedio de América Latina es de 27,8%. Con la nueva composición del Congreso, y por positivo que resulte el aumento, la participación de mujeres alcanzará el 22,5% (35 de 155) en la Cámara de Diputados, y el 23,2% (10 de 43) en el Senado. Chile se mantiene así por debajo del promedio regional y muy por debajo de la necesaria paridad, pese a que el ranking de la Unión Interparlamentaria, que mide la participación de las mujeres en el poder legislativo en 193 países, logra pasar del lugar 129 al 81.

En Chile las mujeres se sienten altamente discriminadas (87%) según devela la encuesta “Percepciones de las mujeres sobre su situación y condiciones de vida en Chile 2017”, de Corporación Humanas. Las encuestadas perciben que no tienen las mismas oportunidades para la participación política que sus pares varones (69%) y que los partidos políticos dan pocas oportunidades a las mujeres (64%).

El estudio muestra que ocho de cada diez mujeres cree que en Chile debiera dictarse una ley que obligue a igual número de mujeres y hombres en cargos públicos (78%).

Pese al rol fundamental de los partidos en la implementación de políticas para una mayor participación de las mujeres, se han evidenciado resistencias en algunas colectividades, e incluso dificultades, en más de una, para cumplir con la ley. De ahí la importancia de contar con nuevas leyes electorales que establezcan la participación equilibrada no sólo en las listas de candidaturas al Congreso, sino también para las elecciones de alcaldes y alcaldesas, de concejales y concejalas, y de consejeros y consejeras regionales.

El aumento de diputadas y senadoras resulta crucial para enfrentar la discriminación que sigue presente en la política. Por ello, cabe llamar a las candidatas electas, y a quienes resultaron reelegidas, a trabajar por los derechos humanos de las mujeres y promover iniciativas legislativas orientadas a la igualdad de derechos.