Pero no sólo eso. Se vive en un contexto en que la sobrecarga laboral y doméstica ha aumentado, afectando particularmente a las mujeres, y en especial a las que son madres . Sortear las tareas del hogar, el trabajo y supervisar los estudios de los niños, no ha sido fácil.
Un estudio de la Mutual de Seguridad y Cadem, realizado a 300 personas mayores de 18 años y pertenecientes a los NSE C1, C2, C3 y D, revela que, en el actual escenario el 83% de las mujeres reconoce cambios en su carga laboral, cifra que en los hombres es de 69%.
Además, el 42% de las mujeres declaran que les resulta difícil realizar teletrabajo, cifra que en ellos llega al 32%. De ellas, el 47% también menciona como principal dificultad el compatibilizar el teletrabajo con las tareas del hogar , aspecto reconocido en un 28% de los hombres.
Felipe Bunster, gerente general de Mutual de Seguridad, destaca que un alto porcentaje de los trabajadores y trabajadoras (80%), admite estar agradecidos de la oportunidad de hacer teletrabajo, ya que no se exponen a la pandemia .
Pero en las mujeres esa situación ha tenido un efecto complicado. Con las distintas actividades que tienen que asumir, en especial al estar los colegios suspendidos, indica Bunster, un importante porcentaje admiten sobrecarga . “Tienen que cocinar, preocuparse del aseo, las tareas de los niños y de trabajar. Vemos una alta recurrencia de aquellas que se sienten agobiadas, pese a que están seguras en sus casas. En el largo plazo esto puede tener consecuencias de enfermedades mentales”, advierte.
47% de las mujeres menciona como principal dificultad en cuarentena, el compatibilizar el teletrabajo con las tareas del hogar. Foto: Reuters
Para Carolina Carrera, psicóloga de Corporación Humanas , lo esperable es que las condiciones de cuarentena permitan valorar y reconocer las tareas que hacen las mujeres dentro del hogar. El tema trabajo doméstico no remunerado, tanto para mujeres que solo hacen ese trabajo, o aquellas que trabajan fuera del hogar y al interior, todos los estudios dan cuenta que en ambos casos, las horas que destinaban ellas superaban con creces a las de los hombres.
Las mujeres en Chile tienen una mayor carga doméstica. Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas lo reafirman : dedican más de 3 horas en promedio que los hombres a los trabajos no remunerados (5,89 horas versus 2,74 horas) , que incluyen -entre otros- el trabajo doméstico.
Hay miles de detalles que por la socialización y crianza, que han hecho que las tareas y las labores domésticas se les enseñen a las mujeres, pero no se les traspase ese mismo conocimiento a los hombres, detalla Carrera, lleva a que para los hombres las tareas domésticas sean aspectos invisibles. “No son capaces de ver esos múltiples detalles porque fueron criados y socializados en una cultura donde naturalizaba que las labores domésticas y de cuidado eran labores principalmente femeninas, y que lo productivo era lo que tenía mayor relevancia. Siempre se dice ‘las mujeres que no trabajan’, pero sí trabajan, lo que pasa que no reciben una remuneración por el trabajo, la llamada o denominada dueña de casa está trabajando pero no percibe”.
Y el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, sí es importante. Equivale al 22% del PIB , indica un estudio presentado en marzo por Comunidad Mujer . El trabajo doméstico no remunerado supera incluso la contribución de todas las otras ramas de actividad económica . A modo de ejemplo, tiene casi el doble de importancia económica que el valor de los servicios financieros y empresariales (11,8%), corresponde a cuatro veces lo que aporta construcción (5,1%) y casi ocho veces lo del sector agropecuario, silvícola y de pesca (2,8%).
En un confinamiento por la pendemia por Covid-19, una expectativa, dice Herrera, es que se avance hacia una corresponsabilidad en esos roles. “Que los hombres hagan este proceso de reconstruirse y decir efectivamente hay diferencias sustantivas y las estoy viendo ahora . Pero creo que también van a seguir existiendo resistencias”.
Chile ha tenido avances sustantivos en materia de parentalidad. En el año 2013 se aprobó la ley de corresponsabilidad parental en virtud del interés superior de niños y niñas, “donde la participación de ambos progenitores en el cuidado y crianza de los hijos se instaura como un deber y, por lo tanto, responsabilidad de ambos cuidadores”, dice Neira. Los padres han tenido durante el último tiempo cada vez mayor involucramiento y sentido de esta responsabilidad, lo cual ha ido creciendo junto al principio de igualdad de género y modificación de los roles en la sociedad.
Pero no es fácil deconstruirse. Ellos creen que porque hicieron una cama o lavaron la loza, hicieron las tareas del hogar, sostiene Herrera: “si son capaces de mirar el día a día, se van a dar cuenta que en ese día a día, la cama es lo mínimo, porque es el aseo completo y todo lo que corresponde, además porque en estos tiempos una de las cosas importantes es mantener las casas ordenadas, el orden externo ayuda al orden interno”.
Por eso, dice Carrera, este día de la madre no está pensando desde el regalo, no sólo porque no se puede salir, “sino que hay que pensarlo desde la necesidad de que el país mire la corresponsabilidad como una cosa central para cambios que produzcan un mejor vivir como sociedad, tanto para hombres como para mujeres”.
Los cambios que pueden surgir a partir del confinamiento, dice Neira, en cuanto al compromiso que manifiestan algunos padres hacia sus hijos, dependerá de múltiples factores. Entre estos, el contexto actual de la familia, variables individuales de cada persona, “donde la sensibilidad y empatía que pueda poseer el padre hacia las necesidades de sus hijos se traducirá también en cierto grado de involucramiento en cuanto a la crianza”.
En términos ideales la coparentalidad es la meta. No obstante en nuestra cultura no es lo más frecuente, dice Aldunate. “Tampoco se trata de hacer un salto cuántico y decir mira, ‘ahora tú vas hacer la mitad de las actividades, porque es lo que te corresponde’, porque tenemos que pensar que eso tiene un impacto en los niños. La invitación tiene que ver con que cada familia conoce cómo funciona, y esas familias se han visto con la cuarentena expuestas a tremendos estresores y todos han debido replantear sus rutinas. Entonces independientemente del sistema parental, que vivan juntos, que sean padres separados, o etc., que existan alianzas entre ellos y que se conversen ciertos acuerdos”.
Publicado por La Tercera