Gloria Rojas es pastora de la Iglesia Evangélica Luterana (IELCH), presidenta de la Conferencia Pastoral de la Iglesia Evangélica Luterana de Chile y vice presidenta de la Federación Luterana Mundial. Fue la primera mujer pastora, en el 2000 electa como Obispo Pastora Presidenta de la Iglesia por 11 años y capellana en La Moneda.
El rol de las Iglesias
En los años setenta, Gloria Rojas estudió teología en Argentina y, mucho tiempo después, en 2001, realizó un doctorado en Chicago, Estados Unidos. “Fui la primera mujer pastora, reconocida por sus estudios teológicos y que ordenaba el ministerio pastoral como la primera mujer en Chile. Con eso se abrió puertas para otras mujeres, para que pudieran acceder a las mismas oportunidades”, dice.
A lo largo de la historia, la sociedad ha puesto a la mujer en un segundo plano con respecto al hombre. Una de las instituciones que lo hace, es la iglesia. Desde el año 1985, la Iglesia Luterana abrió su espacio a la mujer en todos sus ámbitos. El liderazgo era reconocido de forma igualitaria. Sin embargo, la opinión de la pastora es clara. “Aún cuando eso es estatutariamente así, todavía hay un machismo encubierto dentro de la Iglesia, y no solamente de los varones sino también de las mujeres que actúan con un sesgo machista muy fuerte”.
El machismo al que se refiere se expande a muchos ámbitos de la vida, en la que mujeres y hombres debiesen compartir por igual. “El machismo aflora tanto en el ámbito público como en otras actividades de cualquier tipo. Los sueldos para las mujeres son menores, el cómo se escucha y cómo se les ayuda, por ejemplo, cuando son madres, es como para decirles bueno, como tú ya eres madre, tienes que salir de acá“, ejemplifica Gloria Rojas.
Diversas organizaciones trabajan para lograr romper con estos esquemas. De esta manera, se organizan para alzar la voz tanto en Chile como en el resto del mundo. En opinión de la pastora luterana, el tiempo y la insistencia son la clave. “Siempre postulo que para los cambios tiene que haber visibilidad y mientras podamos hacernos visibles, en todos los ámbitos, en todos los lugares, es posible entonces que la gente se acostumbre a ver mujeres en liderazgo. El 80% de la membresía son mujeres. Sin embargo quienes lideran son varones”.
Una de las iniciativas ciudadanas que más ha llamado la atención de la opinión pública en el último año, es el movimiento #NiUnaMenos, que se activó a raíz de la violencia extrema contra las mujeres en Chile y la región; ella ha despertando una suerte de interés transversal por parte de las personas sobre el problema social. “Los medios de comunicación permiten que la gente vaya reconociendo que la mujer tiene un papel importante en la sociedad y que lo ha tenido siempre, pero que no ha sido reconocida”, enfatiza la teóloga.
A pesar del apoyo general existirían algunas voces disidentes que intentan bajar el perfil a la violencia contra las mujeres. “Cuando un varón dice ‘bueno, ni uno menos’, es minimizar lo que en realidad hemos vivido las mujeres a través de los siglos. Es una forma de evadir la responsabilidad del respeto hacia cualquier ser humano, pero en este caso, estamos hablando de las mujeres que han sido tremendamente violentadas históricamente”. Gloria Rojas no duda en remarcar que “yo me puedo vestir como quiera y me puedo pintar como quiera y puedo hablar lo que quiera, no me pueden culpar por eso. Hacerlo es una forma de justificar la violencia que se ejerce”.
La decisión es de ellas
En el año 2016, las iglesias luteranas sacaron una carta en apoyo al proyecto de ley que despenalizaría el aborto en las tres causales, que actualmente se debate en el parlamento. Esa misiva aún está vigente en la Iglesia de la que es parte la pastora. “Señalamos que el término de la vida, indudable que es doloroso, es preocupante, cualquier mujer que tiene que asumir una responsabilidad de esa naturaleza queda con un dolor tremendo, pero nosotros lo que planteamos es que las iglesias deben estar abiertas a escuchar, a acompañar a las mujeres que tienen que tomar una decisión de esa naturaleza y no condenar. La mujer tiene la decisión”.
La resistencia que existe por parte de otras iglesias, como la Católica al proyecto que despenaliza el aborto, es interpretada por Gloria Rojas como “no ponerse en los zapatos de la otra persona, porque quienes levantan la voz, son personas que, o tienen otras salidas, que desconocemos o que más o menos sospechamos, o en realidad tienen un pasar de vida que les permite tener la cantidad de hijos que tienen. A otras, nadie las acompaña ni las van a ayudar y no importa si después esos niños o niñas andan en la calle o esos niños no tienen posibilidades dignas de vida”.
Contrario a algunos planteamientos, la ex capellana del Palacio de La Moneda no está de acuerdo con la opinión de que el proyecto en debate sea un paso al aborto libre, por el contrario, ella cree que “si se permite que se hable abiertamente de este tema, la despenalización del aborto permite que la gente pueda informarse; hablar sobre el tema y llegar a decidir en conciencia. Una de las cosas que plantea nuestra iglesia, es la libertad de conciencia y eso no debe perderse”.
Con respecto a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes destapados en el último tiempo en Chile y otros países, y el rol que ha tenido la Iglesia Católica frente a ellos, dice que “es una enfermedad que no se recupera, por lo tanto, quien oculta este tipo de situación pensando de que en el futuro esa persona no lo va a llevar a efecto, está cerrando los ojos y no está respetando el derecho de cada persona y en este caso de niños, niñas, personas jóvenes y adultas. No se les ha protegido, hay una responsabilidad eclesial que no ha sido asumida como tal”, advierte Rojas.
El caso de la hermana Francisca, monja de claustro perteneciente a la Iglesia Católica que fue violada al interior de un convento, es un ejemplo de cómo se ocultan los delitos sexuales. La ex religiosa producto de la violación quedó embarazada y no recibió apoyo alguno por parte de iglesia. Por el contrario, fue estigmatizada de provocar la agresión sexual en su contra. “Me parece que no es lógico. Una organización religiosa debe escuchar a sus miembros y especialmente en este caso, tratándose de un delito tan grave. Debería haber una respuesta y una investigación de lo que ella está señalando. Hay acusaciones de que la Iglesia ha sido ineficiente, que no ha acompañado a la gente que le ha pedido el apoyo, especialmente dentro de su ámbito general”, opina la pastora luterana.
Banalización y satanización de las mujeres
Algunas personas han tratado de satanizar a las mujeres, indicando que cualquiera puede inventar una violación para poder acceder a un aborto en condiciones seguras y dignas. Gloria Rojas es categórica: “Creo que hay una falta de respeto cuando se señala que cualquiera mujer puede decir, me violaron. Si una persona no está de acuerdo, no consciente de lo que una mujer denuncia, eso ya es una violación, independiente de si es dentro del matrimonio, fuera, en una fiesta o donde fuera. Para mí eso es pasar por encima de la persona”.
Además de satanizar, el argumento de estar a favor de la vida no deja de llamar la atención de la teóloga.“Yo soy a favor de la vida, de una vida plena, una vida digna. Es bien problemático cuando te hablan yo soy provida. Pero yo no soy pro muerte (exclama). ¿Crees que una vida con una violación puede ser una vida grata, buena, digna para una mujer que sufrió esa situación? No lo es. O vivir con una cantidad de hijos sin que la mujer tenga los medios para vivir porque el hombre desaparece”.
Acompañamiento doble estándar
El programa de acompañamiento como estrategia disuasiva ha sido una de las ideas propuestas por quienes no están de acuerdo con el proyecto de despenalización del aborto. Aún cuando este es necesario sin coacción, la problemática va más allá y la teóloga tiene una posición muy clara. “Qué le pasa a esa mujer que tiene que vivir con una cantidad de hijos y que no tiene con qué alimentarlos. Nadie va a venir después a decirte; mira yo te voy acompañar, te voy a ayudar económicamente. Los niños son abandonados. La adopción es una de las problemáticas dentro de nuestro país”.
En el segundo mandato de Michelle Bachelet, la entonces ministra de Salud, Helia Molina fue destituida del cargo luego de sus declaraciones acerca de los abortos que se realizarían en forma oculta en clínicas privadas. “Sabemos de cantidad de mujeres que utilizan métodos terribles para abortar. Las que tienen plata van a usar espacios donde le van a otorgar ese acompañamiento médico y otras irán fuera del país. Existen un doble estándar. Están aquellas que pueden utilizar medios seguros, pero pagando y otras mujeres que van a tener que utilizar medios inseguros porque no tienen con qué pagar”, enfatiza Gloria Rojas.
Que el aborto siga castigado en Chile y lo convierta en uno de los pocos países donde su penalización es total, tiene una explicación para la Obispo Pastora Presidenta: “Sigue existiendo una forma de ver la vida desde mi posición tranquila, grata, no me importa lo que pase con el resto. Mientras yo esté bien, yo esté protegida del frío, qué me importa la gente y, en realidad, así veo esta sociedad, individualista, cargo a la otra persona con culpa. Es una sociedad tremendamente mentirosa y desde el ámbito religioso también tremendamente mentiroso”.