Distintas campañas para detener la violencia contra las mujeres y las niñas, se han realizado durante las últimas semanas. Llamados de alerta que responden al peligro que podría significar para muchas los períodos de aislamiento social. Especialmente, cuando se comparte el mismo espacio que el agresor.

El pasado 20 de marzo, Chile se acercaba a los 500 casos diagnosticados por COVID-19. Ante el preocupante aumento, los expertos llamaban a realizar unacuarentena preventiva recurriendo al trabajo a distancia, entre otras medidas.

Ese mismo día, otra mujer fue asesinada por su ex pareja, esta vez en el norte del país. Se trata del décimo femicidio en lo que va del año de acuerdo al Ministerio de la Mujer, pero el número 12 según las agrupaciones feministas.

Agresiones contra las mujeres que generan una particular preocupación durante la emergencia sanitaria. Camila Maturana, abogada de Corporación Humanas, asegura que este problema no es algo nuevo.

“Es una cuestión que se ha comprobado en los países donde se han decretado estas medidas. Las mujeres están relegadas en el hogar junto con sus agresores, aisladas de su entorno y sus redes habituales. Y además, son situaciones de altísimo estrés por lo que el riesgo es, indudablemente, mayor”, asevera.

Silvana del Valle, integrante de la coordinación nacional de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, aporta algunos datos: “La mayor parte de las agresiones sexuales sufridas por mujeres y niñas son al interior de los espacios del hogar, un 87%. O sea, ocurren directamente por familiares cercanos; los mismos padres, padrastros, hermanos y otros”.

En la misma línea, detalla que “esto va a generar un aumento de la violencia. En otros países ya se ha estado denunciando esta alza, por ejemplo en Europa y en Estados Unidos. Y en Latinoamérica, en Argentina, el Ministerio Público ya denunció que en un 25% aumentaron las denuncias de violencia intrafamiliar”.

El contexto social, por su parte, añadiría nuevas complejidades. “Es mucho más difícil buscar ayuda por la anomalía en que están funcionando las instituciones, bajo un sistema de protección que ya es débil, para evitar los contagios”, sostiene Maturana.

El Ministerio de la Mujer levantó un plan de contingencia, el que considera una coordinación con las organizaciones públicas que intervienen en la atención de la violencia, como lo es el Ministerio Público, el Poder Judicial y las policías.

“Busca tener todos los canales disponibles para atender y acompañar a las mujeres que viven violencia. Incluye un aumento de los turnos y una mayor difusión del número de orientación (1.455) para mujeres víctimas de violencia, una continuidad de atención de manera online y telefónica de nuestros 109 Centros de la Mujer, y un monitoreo permanente de nuestras casas de acogida con la implementación de turnos para cuidar a los funcionarios y las funcionarias”, aseguró la ministra (s) de la Mujer y Equidad de Género, Carolina Cuevas.

En tanto que la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres postula que mantener identificadas las redes de apoyo puede ser fundamentalsi se sufre de alguna agresión, así lo indica Del Valle, quien asegura que “la idea es que acudamos a nuestras comunidades más cercanas, y que los vecinos y las vecinas sepamos quiénes están en riesgo de sufrir violencia. Que podamos llamar a las autoridades y exigir el apoyo a la víctima. Esto no va a eliminar la violencia, pero permitirá tener ciertos espacios de protección”.

Finalmente, Maturana, de Corporación Humanas, señala que por parte del Estado es indispensable “definir esto como un tema prioritario, asignar los recursos, dar las instrucciones adecuadas a Carabineros, a los tribunales de familia, a los tribunales penales y seguir haciendo estas campañas”. Medidas que “traerá el fortalecimiento de la protección de las mujeres. Que eso signifique que cuando denuncien, van a estar protegidas y eso garantice el fin de  la violencia”.

Publicado por CHV