Por Carolina Carrera Ferrer de Corporación Humanas
En días más las mujeres viviremos un momento histórico si logramos que gane la Convención Constitucional, único mecanismo que nos asegura una participación paritaria en el proceso constituyente.
Por primera vez, en la historia de Chile las mujeres tenemos la posibilidad de ser parte de este nuevo pacto social y asegurar que nuestros derechos queden consagrados en una nueva Constitución y así opinar respecto de la organización del Estado que queremos.
Este logro es por cierto una redistribución de los espacios de poder, tanto en lo público como en lo privado, donde mujeres y hombres en todos los ámbitos tendríamos igual representación.
Entendemos la paridad más allá que la sola política de la presencia, que en sí misma tiene un valor ya que posibilita cambios en el imaginario social, pero también cambios respecto de incorporar temáticas que sin la presencia de mujeres no harían parte de los procesos legislativos, de políticas públicas, entre otras materias. La entendemos como la posibilidad de hacer realidad la corresponsabilidad y la incorporación de nuevos debates e ideas que han estado ausentes, no porque no existan sino porque se han invisibilizado. La entendemos como parte de la justicia en donde somos más del 50% de la población y nos han marginado a una minoría.
Ya es tiempo de #NadaSinNosotras. Las mujeres el 25 de octubre aprobamos una nueva Constitución y votaremos por la Convención Constitucional, una conquista del movimiento feminista y de mujeres que permanentemente han dejado en evidencia nuestra subrepresentación en los espacios de poder, toma de decisiones y la necesidad de terminar con esta dualidad de lo público/privado que ha asignado valores desiguales a hombres y mujeres y que tanto daño nos ha hecho como sociedad.
Que la Nueva Constitución incorpore como definición la democracia paritaria, implica una reorganización social y política, que permite hacer efectiva la igualdad de género.