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El historiador Gonzalo Vial escribía columnas de opinión y a menudo las titulaba con una sola palabra -Miscelánea-, un término que daba cuenta de la propensión del articulista a tratar de varios asuntos en una misma columna. Pocas veces estuve de acuerdo con su pensamiento conservador y lo estuve aún menos con la modalidad miscelánea de algunas de sus columnas. Si en poco más de 3.000 caracteres es ya asunto difícil desarrollar una sola idea con alguna seriedad, hacerlo con dos, tres o cuatro puede rayar en la liviandad. Sin embargo, tengo que confesar que siempre leí las columnas de Vial, incluidas sus misceláneas, y que en la que ahora despacho para este sitio voy a imitar lo que él hacía en ellas.

Lo primero es la votación del Senado del proyecto de ley que despenaliza el aborto en tres causales muy específicas y particularmente dramáticas para la mujer que las sufre. No está de más insistir en que no se trata de autorizar el aborto libre, sino únicamente cuando la gestación pone en peligro la vida de la madre, el feto es inviable o la concepción ha sido efecto de una violación. La votación del Senado arrojó 20 votos a favor de la idea de legislar -recién eso-, 15 por la negativa y 2 abstenciones.

De los 15 votos que se opusieron a la idea de legislar, es decir, que simplemente no quieren oír hablar de este asunto, no  hay en verdad mucho que decir: esos votos corresponden a los sectores conservadores católicos que quisieran imponernos la idea de que la persona -la persona, no la vida humana- comienza con la concepción, o sea, con un hecho biológico, en circunstancias de que el concepto de persona es convencional, no natural, y que, en consecuencia, no puede depender de lo que nos diga la biología. El de “persona” es un concepto moral y jurídico que hombres y mujeres acuerdan entre sí y que, por lo mismo, no es igual en todas las culturas ni en todos los tiempos. Así como podemos acordar que hay “persona” desde el momento de la concepción, ¿por qué no podríamos convenir en que la hay a las 3, 6 o más semanas de gestación?

“Lo más desopilante que hemos visto en los últimos días, ha sido la declaración de la vocera de Chile Vamos (…), quien relacionó los gravísimos incendios que el país ha sufrido con la votación del proyecto de ley de aborto en el Senado”

AGUSTÍN SQUELLA

Los 20 votos a favor son interesantes, y no solo porque hicieron mayoría, sino porque se llegó a esa cifra luego de que algunos senadores de la Democracia Cristiana se convencieran de la necesidad de discutir una iniciativa legal como esta. Senadores que no tenían opinión formada cuando el proyecto ingresó hace más de un año a trámite parlamentario y que, luego de escuchar muchas opiniones tanto pro como en contra, encontraron razonable hacerse cargo de esta materia.

Lo desconcertante corrió por cuenta de la abstención de dos senadores, también DC, que luego de todo ese tiempo y opiniones todavía no saben si procede o no discutir la iniciativa. Decir “no sé”, “no tengo opinión”, y eso después de más de un año de tramitación del proyecto y luego de haberse escuchado casi un centenar de opiniones en ambas Cámaras, habla mal de la capacidad de discernimiento de esos dos parlamentarios.

El segundo asunto tiene que ver con el nuevo episodio de promiscuidad entre política y dinero. En este caso la afectada es la senadora Van Rysselberghe, y lo que ella respondió fue lo de siempre, lo mismo que en su momento dijeron Novoa, Longueira, MEO, Dávalos y Compagnon: todo es obra de una maquinación política en su contra. Pero se trata ya de un libreto demasiado manido como para darle alguna seriedad. Y su partido, la UDI, aferrándose también a su libreto habitual, ha ofrecido respaldo incondicional a la cuestionada senadora.

“Lo que Van Rysselberghe respondió fue lo de siempre, lo mismo que dijeron Novoa, Longueira, MEO, Dávalos y Compagnon: todo es obra de una maquinación política. Pero se trata ya de un libreto demasiado manido como para darle alguna seriedad”

AGUSTIN SQUELLA

Y lo último, y ciertamente más desopilante que hemos visto en los últimos días, ha sido la declaración de la vocera de Chile Vamos, Presidenta de un partido casi sin militantes e infaltable acompañante de Sebastián Piñera en cada una de las fotografías que se hace el candidato para exhibir la amplitud de los apoyos que tiene, quien relacionó los gravísimos incendios que el país ha sufrido con la votación del proyecto de ley de aborto en el Senado. Aunque ella lo ha negado, la intención era manifiesta: sugerir que los incendios son algo así como un castigo de Dios por dicha votación, que fue lo mismo que escuchamos luego del 27/F de labios de una monja extranjera residente en Chile. Esta última sostuvo, con total convicción y seriedad, que los terremotos eran castigos divinos.

¿Qué habrán hecho países telúricos como Chile y Japón para tener tan poca simpatía de parte del gran Hacedor? ¿Qué habrán hecho Chile, Australia y California para tener que sufrir en esta vida terrenal el castigo del fuego eterno?

Fuente: T13