La desinformación es una amenaza para las democracias de todo el mundo y es también una arma poderosa para frenar el avance en derechos de las mujeres, así como de otros grupos de especial protección. 

Esta puede ser utilizada por terceros para difamar y desacreditar tu trabajo y el de tu organización, inventando cosas negativas sobre las ideas que impulsan o cambiando el foco del debate. Por ejemplo, para frenar el avance de la paridad de género en política se dice que “serán electas mujeres que no tienen los conocimientos necesarios, solo por ser mujeres” o se enfoca el debate en las vidas personales de quienes son candidatas.   

¿Cómo enfrentar la desinformación y las narrativas polarizadas?

Existen distintos tipos de contra narrativas: la moral, la basada en hechos, las humorísticas o sarcásticas y las positivas. Si bien todas pueden servir, se ha comprobado que las más efectivas son las narrativas positivas: no es una respuesta a otra narrativa, es una propuesta de una realidad diferente.

¿Por qué? Si solo respondemos a la desinformación y a discursos de odio, los volvemos algo común e incluso podemos reforzar aún más esos mensajes. Tenemos que mostrarles a nuestras audiencias cómo se vería el mundo si ocurren los cambios que queremos y también invitarlas a informarse, construir sus propias y fundadas opiniones y así participar con argumentos en los debates públicos.

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