La ex directora del Instituto de Derechos Humanos señala que “el aborto es la piedra de tope de la dominación. Finalmente hasta ahora las mujeres en la historia hemos vivido de alguna manera una obligación de maternidad. Lo voy a poner en esos términos, la posibilidad de que las mujeres recuperemos nuestro poder en términos de nuestra capacidad reproductiva, somos en definitiva las que podemos gestar y parir, es un cambio brutal que nos devuelve la soberanía sobre nuestros cuerpos, que es finalmente donde aterriza toda dominación”.
El miércoles 25 de julio miles de personas se manifestaron en una nueva marcha nacional a favor del aborto libre. Agrupaciones feministas desde el año 2013 organizan en la misma fecha el encuentro para exigir un aborto libre, seguro y gratuito. Sin embargo, esta sexta versión, que tuvo como lema “no bastan 3 causales”, terminó marcada por la agresión sufrida por tres mujeres, que fueron apuñaladas.
¿Esto tiene que ver con el tema del aborto en si o se vincula con el movimiento feminista que ha vivido el país?
Están unidas las dos cosas. Porque ya lo que hace tiempo estamos viendo es que frente a los avances de las mujeres, que tienen que ver con romper el cerco sobre los roles tradicionales, hay efectivamente una reacción violenta que hemos visto en el plano de la violencia y de los femicidios por ejemplo. Pero también se da en la medida en que las feministas logran mayores niveles de articulación y mayor adhesión a los planteamientos que se están haciendo en materia de derechos.
¿Esto ocurre solo en Chile?
No. No solo está pasando en Chile, ocurre en toda América Latina. De hecho, yo creo que éramos las últimas que no habíamos pasado todavía este tipo de cosas, que frente a una agenda de derechos que toca temas que tienen que ver con el rol de la mujer y con el avance de los derechos humanos de las mujeres, reaccionan grupos fundamentalistas.
Este es un grupo fundamentalista y no sería raro ver a otros grupos que se manifiesten en términos de ser grupos anti derechos. Y son anti derechos de las mujeres porque finalmente esa es la valla pendiente en términos de avances civilizatorios en nuestra sociedades.
Entonces no se van a dar esas agresiones solo contra el aborto. Se van a ver también en el tema contra la identidad de género, por ejemplo, o en los temas de matrimonio igualitario. Como el caso del bus de la libertad, que no era violento, pero claramente comienzan a surgir un discurso anti derechos, y de ojalá normalización de las relaciones de hombres y mujeres, en términos de subordinación de las mujeres.
¿Bajo qué lógica se entiende la posición anti derechos?
Se entiende bajo una lógica de visión de sociedad, donde los roles que ocupan las mujeres no son roles aprendidos culturalmente bajo un sistema de dominación patriarcal, sino que son parte de la esencia que diferencia a hombres y mujeres. Hay un concepto de la mujer que es una mujer que por su naturaleza asume los roles que tiene tradicionalmente, y en ese sentido, todo lo que pugne contra eso va a ser una afectación para ellos.
¿Cómo deberían ser las sanciones a esto?
Debería haber una sanción mayor. Y lo que se necesita urgente aquí es una legislación que sancione los actos de incitación al odio, eso me parece clave en esta sociedad que tienen ciertos niveles de desarrollo y cuyo próximo paradigma en el fondo tiene que ver con la democratización de los sectores históricamente discriminados.
¿Por qué las críticas son por el tema del aborto?
El aborto es la piedra de tope de la dominación. Finalmente hasta ahora las mujeres en la historia hemos vivido de alguna manera una obligación de maternidad. Lo voy a poner en esos términos, la posibilidad de que las mujeres recuperemos nuestro poder en términos de nuestra capacidad reproductiva, somos en definitiva las que podemos gestar y parir, es un cambio brutal que nos devuelve la soberanía sobre nuestros cuerpos, que es finalmente donde aterriza toda dominación.
Si se ve en términos burdos, es el sector explotado a nivel mundial, es la mitad de la población que está explotada a nivel mundial. Entonces es un cambio muy potente, porque además le devuelve a las mujeres el poder de decidir sobre sí misma en sus planes de vida. Eso es lo que están atacando.
¿Considera que socialmente existe la merecida sanción frente a estos hechos?
No. Y el punto es que debiera, pero todavía no lo es. Pareciera que son dos opiniones legítimas la que se encuentra ahí y la verdad es que no son dos opiniones legítimas. Avanzar en materia de derechos es una opinión legítima. Querer mantener a las mujeres en un régimen de subordinación bajo el patriarcado, no es una posición legítima, más aún cuando los estados, y en este caso Chile también, ha suscrito los tratados internacionales que apoyan este proceso de empoderamiento y avance en materia de derechos de las mujeres.
¿Qué se debería hacer ahora?
Aquí hay un rol central de los medios de comunicación. No puedes seguir pasando cosas como, en esta época de la posverdad, que algunos medios planteen la pregunta sobre si las mujeres debieran tener derecho, como se hizo en algún momento preguntando si los reos tienen derechos. Hay cosas que ya son avances, que no se pueden entrar a cuestionar.
¿Esto se podría repetir?
Sí. Lo que estamos viendo que las defensoras de los derechos de las mujeres ponen en riesgo su vida y varias de ellas han sido incluso asesinadas. Pasó en Brasil y también pasó en Nicaragua. Allí lo que cabe también es que los gobiernos den una protección especial, a eso los obliga también la declaración sobre defensores de derechos humanos, una protección especial a aquellas personas, instituciones y organizaciones que se dedican a la promoción y defensa de los derechos de distintos sectores.