El espacio radial Cariño Malo (Radio Ritoque, 107.9, Valparaíso) visitó a Lorena Fríes, primera Directora del instituto Nacional de Derechos Humanos y, también, primera Subsecretaria de Derechos Humanos del gobierno de Michelle Bachelet. Durante una conversación en la sala de reuniones de Humanas, su casa, la abogada y feminista reflexionó sobre cómo construir una oposición política y hizo comparaciones entre el proceso de fin de la dictadura, con el fin de la transición: “Igual que entonces, estará más marcada por lo que se pueda lograr en el mundo social que en los partidos políticos”, dijo.
A lo largo de la entrevista, Fríes va ponderando críticas a su propia coalición política y, sin hacerlo de modo explícito, también al Frente Amplio. Rememora la creación de la “Asamblea de la Civilidad”, espacio social desde el cual se enfrentó a la Dictadura cuando los partidos políticos estuvieron proscritos, cuyo protagonismo fue desplazado por el “Acuerdo Nacional”, encabezado por Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Enrique Silva Cima, Andrés Allamand y otros más. Tanto ayer como hoy desconfía de una democracia y partidos políticos masculinos y no teme en recordar que un partido feminista puede estar a la vuelta de la esquina.
“La conversación política sobre qué compartimos y el Chile que queremos debe hacerse fuera del parlamento”, subraya.
Fuiste la primera en dirigir el INDH para, luego, ser la primera subsecretaria de Derechos Humanos, ¿qué balance haces?
-Tengo la habilidad de prender la chispa, no me da susto partir de cero. Sin embargo, es importante que las personas que ocupan cargos de poder tengan mucha espalda política. Yo no la tenía. Tenía, en cambio, un prestigio y un reconocimiento de cierta ética en mi conducta en materia de DDHH, pero no espalda.
Y no pude hacer política de DDHH, porque me tope con resistencias propias de todas las estructuras, en los partidos y en la sociedad. Me refiero a falta de espalda política partidaria. La legitimidad de las mujeres en política está fuertemente dada por tu inserción en el aparato partidario. Yo he militado desde el feminismo, por lo mismo no estoy en la primera línea en el partido, aunque el último tiempo me puede haber llevado a tener más incidencia.
-Fuiste crítica de que el gobierno de Bachelet no cerrara el penal Punta Peuco. Ella en estos momentos corre como candidata a Comisionada de DDHH de la ONU. Manuel Guerrero se refirió al caso de la libertad condicional concedida por la Corte Suprema a condenados por violaciones a los DDHH, y también sindica una responsabilidad de la Concertación al respecto, por haber dejado la justicia transicional en manos del poder judicial en vez de construir una justicia social y política más amplia.
-Podemos convenir que una transición pactada significa un grado de concesiones en la práctica que se tradujeron en una gradualidad de verdad justicia y reparación, y fragmentación de la misma. Ahí una primera crítica a la comisión Rettig es que no se amplió a torturados, prisioneros políticos y eso se vio 10 o 13 años más tarde. Y tiene que ver con la medida de lo posible que hoy es imposible de reconstruir. Porque la gente que estuvo ahí tuvo un miedo que ha sido difícil de quitarse de la piel y del cuerpo. Ha sido necesario que vengan nuevos actores a despercudirse del miedo.
A Bachelet le tocaron los últimos gobiernos de la concertación, que buscaron abrir el cerco. Pero ahí convivían sectores con visiones distintas respecto de dónde llegar en esta materia. Todavía este país no conversa con sus obligaciones en materia de DDHH a nivel internacional. Ya desde la libertad condicional de los autores del caso degollados, desde el INDH veníamos advirtiendo que esto iba a pasar y que tenía que pasar de sede judicial a legislativa. Presentamos un proyecto para resolver estas situaciones y está ahora en el Senado.
Lo mismo pasó con el secreto de los 50 años del Valech. Tuve que visitar a cuánto prócer de la Concertación para decirle qué es lo que corresponde hacer desde los DDHH, pero hay una mirada que no se hace cargo de las obligaciones que hemos contraído y lo que eso significa para una convivencia digna, decente entre chilenos y chilenas. Sí, uno ve las limitaciones de la políticas y sus potencialidades.
En este tema, es desde el mundo social desde donde hay que presionar por un avance más sustantivo. Estamos en un tiempo de impunidad biológica, de muerte de victimarios, de familiares, de víctimas, y la información que pueden tener sobre los Detenidos Desaparecidos es la gran pregunta pendiente: dónde están.
-¿Cuál es el diálogo que tiene que abrir la construcción de una oposición política?
-Con gobiernos de 4 años, todo es coyuntura y los partidos institucionales no podemos mirar el largo plazo. Las elecciones una y otra vez se toman el debate.
Hay cosas que tenemos que sacar de la práctica e institucionalizarlas a través del Parlamento, pero la conversación política sobre qué compartimos y el Chile que queremos no puede hacerse dentro, sino fuera del parlamento. Ahí los partidos tienen un rol, que hoy están minimizados y no logran superar. Finalmente debiera ser asumido por organizaciones sociales y de la sociedad civil.
-¿El PS se declaró feminista: Cuál es el balance que haces de los avances de la agenda feminista y sus perspectivas?
-Uno pudiera pensar que esto es una postura oportunista del PS, de incluir en su programa el feminismo. Quiero descartarlo. Fue un trabajo potente de las militantes socialistas, que desde los comunales elevaron la reivindicación de que el partido debía reconocer el feminismo, con el cual tenía una historia no reconocido. Lo que se hizo fue visibilizar un reconocimiento pendiente dentro del PS.
Pero además, ponerle apellido al feminismo. No creo que el feminismo sólo puede ser de izquierda. Puede ser liberal, el sufragismo estuvo cruzado por eso. La gracia en el PS es que se asume la visión dual de, por un lado, el análisis marxista y de otro, el feminismo. La explotación productiva y la reproductiva, si tú quieres. Eso cruzado por los análisis posmarxistas del feminismo. No fue fácil en el PS, que tiene un padrón más antiguo que joven. Pero ahora que la palabra está consagrada en el texto, nos agarramos de esa palabra.
Es avance en un partido que tiene que jugar un rol en el reordenamiento de la oposición. No el mismo de antes, pero en donde todavía estamos pisándonos la cola con la gran brecha entre lo social y lo político. Por eso creo que los avances en este período, igual que en la dictadura estarán más marcados por lo q se pueda lograr en el mundo social que en los partidos políticos.
-Las demandas de Derechos Sociales, Sexuales y Reproductivos nos hacen pensar en todo un campo de demanda, de reforma estructurales. ¿Cuál es la interrogación del feminismo a los partidos políticos de izquierda?
Me parece que la demanda feminista socialista es una demanda de reforma estructural pero hay que ir viéndola en el contexto democrático. y ponernos como horizonte la profundizacion de la democracia. Me refiero a tres cuestiones que deben superarse:
1. Canal de participación de las mujeres. Sin su participación, no se logra poner la agenda, por tanto, hay un piso mínimo de democratización de las estructuras para que las mujeres estén.
2. La violencia es limitante de cualquier ejercicio político.
3. La capacidad reproductiva, que ha puesto a las mujeres en condición de subordinación de las mujeres en la historia.
Estos tres ámbitos son una agenda desde la cual puedes insertarte en agendas más amplias. Mi punto es que haya un espacio, que antes era los frentes de mujeres, desde donde controvertir la estrategia para lograrlo. Si no se hace, pasa lo que pasa a todas las compañeras: estar en espacios de poder, pero aislada de otras mujeres.
-Apuntaste a organizaciones sociales y a una profundización de la democracia: ¿Qué tipo de articulación te parecería suficiente. A qué te refieres con profundización democrática. Cómo ello construye oposición. Más allá de ponerse de acuerdo, cómo se va plasmando eso en la realidad?
La democracia y los partidos siempre han sido de hombres. Pensemos cuántas veces hemos estado ad portas de crear un partido feminista. Esa tesis hasta el día de hoy está en juego y no hay que dejarla bajo la mesa. Y es un factor de complicación para los partidos. Hay que estar evaluando en la medida en que hay una acumulación de fuerzas en el feminismo, es posible.
Tengo la imagen que cuando los partidos no podían actuar en dictadura cuando estaban proscritos, el movimiento social tomó el protagonismo, articulando desde las feministas hasta la CUT, pasando por personas respetadas de la sociedad civil, Premios Nacionales, es decir, gente que ponga mirada más de largo plazo.
-¿Ves un lugar en el cual se produzca una efectiva diferencia con el Gobierno, escrutable por el conjunto de la sociedad?
-La verdad, no todavía. La posibilidad de Piñera, de gobernar a punta de potestad reglamentaria saltándose el parlamento no ayuda. Y si bien ha caído en las encuestas, no ha sido producto de la acción de la Oposición. No veo que eso pueda pasar en contexto del parlamento, aunque esa sea la apuesta que muchos hacen. Eso va a quedar en coyuntura y va a depender de factores que no construyen necesariamente en el largo plazo. La discusión fuera del parlamento cobra aún mayor importancia para mi, que en los años de la transición. Necesitamos construir confianzas, se necesita conocer a la gente con la que interlocutas y quieres compartir un camino de oposición. El puntal debe ser a nivel social y, luego, los partidos. Y en otro rol, no solo en el parlamento.
Publicado por Braga El Mostrador