Documento pide evitar el sustantivo genérico masculino, que en la lengua española abarca a los dos sexos. Se argumenta que su uso- pese a ser el aceptado por la Real Academia Española (RAE)- impide “visibilidad” a las mujeres, lo que puede afectar sus derechos y, por ende, contribuir a la desigualdad.
Una marea de palabras y conceptos avanza rumbo a renovar la fórmula legislativa. Porque una gama de expresiones que ya pueblan los discursos de autoridades y políticos irrumpirá cada vez con más fuerza en los proyectos de ley, tras recibir esta semana un decisivo impulso desde La Moneda.
“Todos y todas”, “los ciudadanos y las ciudadanas”, “la población chilena” en vez de “los chilenos” son parte de el léxico que el ejecutivo quiere incorporar en la redacción de todos sus proyectos. Se trata de sugerencias que ya se recogen en manuales de “Lenguaje no sexista” de varios ministerios (MOP, Minería, Sernam, trabajo y otros) para su uso en documentos internos. Buscan evitar a ultranza el sustantivo genérico masculino, utilizado en la lengua española para abarcar a los dos géneros. Ello, bajo el argumento de que este uso, aceptado y definido por la RAE, impide “visibilizar” a las mujeres, lo que puede afectar sus derechos y, por ende, contribuir con la desigualdad.
Oficio de Eyzaguirre a 61 reparticiones.
Ahora, el ministro secretario general de la presidencia (Segpres), Nicolás Eyzaguirre, dio un nuevo impulso a esta fórmula, con el oficio 934, sobre “consideraciones de género en la formulación de proyectos de ley”, que envió el martes a 61 reparticiones, ministerios y subsecretarías, incluyendo su cartera.
En el texto, tras remarcar que la presidenta Bachelet busca la promoción de condiciones de igualdad para las mujeres, el secretario de Estado sostiene que “resulta indispensable fomentar la inclusión de la perspectiva de género en el proceso legislativo”.
Con el fin de abordar el tema en sus diversas aristas, la primera instrucción del oficio se refiere al lenguaje que deberá utilizarse en las iniciativas legales : “Redacción neutra en términos de sexo, o bien que aluda a hombres y mujeres, evitando cualquier uso del lenguaje en términos sexistas que pueda significar un menoscabo de la mujer”.
La idea cuenta con un precedente en al menos dos mociones en el Senado; una de 2013, que buscaba una reforma constitucional que considerara el femenino de los cargos (que terminó archivada) y otra, mucho más osada, de Abril de 2015, en que se plantea reformar el reglamento del Senado, con el fin de “establecer una causal de inadmisibilidad de los mensajes y mociones que no estén redactados en lenguaje inclusivo”.
Academia de la lengua: “Complica e impide lectura fácil”
El ministro Eyzaguirre propone hablar de “las y los ciudadanos”. Y en un esquema parecido, “las y los” ya está presente en la más reciente versión del anteproyecto de ley de migraciones, que luego de una segunda vuelta de consultas interministeriales para su elaboración, reemplazó la expresión “los extranjeros” por “las y los extranjeros” en todos los artículos. El director de Extranjería, Rodrigo Sandoval, afirma que así el texto quedó mejor, ” con un lenguaje que se hiciera cargo del componente de género”.
Sin embargo, desde la Academia Chilena de la Lengua, muy en línea con la RAE, observan con asombro estos cambios. José Luis Samaniego, secretario de la Academia, advierte que hay aquí un mal uso del lenguaje, que “es confuso, complica e impide la lectura fácil”.
“En el español, el género marcado es el femenino, de modo que el masculino, que es el no marcado, sirve para todos”, explica Samaniego. Y añade: ” Cuando decimos todos, se incluye a todos y todas. Lingüísticamente ese masculino es genérico”.
Eso no quiere decir, precisa, que los académicos no estén de acuerdo en que sí existe una “sensibilidad especial de la legítima y justa reivindicación femenina ante el mundo del trabajo, de las remuneraciones, y de todo lo demás, en el sentido de que somos iguales”. Pero “lingüísticamente hablando el género marcado es el femenino (sirve sólo para mujeres) y el no marcado, el masculino, sirve para ambos”, enfatiza.
Como saludo a un grupo y a una multitud, dice, puede ser admisible recurrir a la expresión ” chilenos y chilenas” o a ” ciudadanos y ciudadanas” como vocativo, pero dirigir un texto o una carta a “todos los presentes, y todas las presentes…¡Eso no es correcto!”.
Respecto de “las y los chilenos” o “las y los ciudadanos”, propuestos para los proyectos de ley, Samaniego es categórico: “¡Es un error garrafal! Atenta contra la lingüística y contra el lenguaje. Es incorrecto y eso vale para toda redacción, sea jurídica o no jurídica”. En cambio, bien usado está el femenino de los cargos (presidenta, gerente, ingeniera, etc), al igual que el reemplazo del sustantivo masculino por términos neutros, como “persona”.
Sin embargo, los “neutros” no son del agrado de todos los sectores que propician el lenguaje “no sexista”. En la Corporación Humanas, dedicada a derechos humanos y justicia de género, su presidenta, Carolina Carrera, rechaza que se hable de “personas” en la Constitución o en las leyes, en lugar de “hombres y mujeres”, porque cree que no es suficiente. ” En la medida en que existen hombres y mujeres en la Constitución cambia todo. Se habla de personas y nosotras necesitamos ser reconocidas para exigir los derechos que queremos tener”, afirma.
“Todos, Todas y Todes”
Sobre cuánto pueden servir estos cambios en el lenguaje para superar la desigualdad femenina, Carrera sostiene que “es un piso mínimo”. Incluso, plantea que “todos y todas” tampoco abarca todos los géneros, ya que habría que sumar el “todas” para transgéneros, transexuales, lesbianas y gays que no se sienten incluidos con esa expresión.
Los partidarios de ese lenguaje “no sexista” acusan que hoy los proyectos de ley no utilizan un lenguaje inclusivo, pues “tienden a buscar un lenguaje neutro”. Y mencionan como ejemplo una iniciativa sobre infancia, en la que se terminó adoptando el término “niño” en vez de “niños, niñas y adolescentes”.
Ni el recién creado Ministerio de la Mujer y Equidad de Género se salva de la crítica, pues en su ley se incluyó un artículo que menciona un cargo de ” Director del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género”, sin decir “Director/a”, se quejan en Humanas.
Y justamente, el Ministerio de la Mujer es el que tendrá que monitorear en adelante “el enfoque de género de los proyectos”, según establece el oficio de Eyzaguirre: las iniciativas deberán llevar un informe de la materia que, por supuesto, considere el “lenguaje inclusivo”.
Samaniego observa el fenómeno con escepticismo. Cree que esta “es una moda política sin fundamento lingüístico, que pasará”. Agrega que la postura de la RAE “la aplaudimos y nos representa a todos..y voy a agregar a todas” dice antes de lanzar una carcajada.
Fuente: EMOL