MAQUETA-REVISTA-06

Por Catalina Ellies

Dominique Sumar (46) es empresaria. Estudió licenciatura en artes en la Universidad Católica y mientras estudiaba asesoraba en los diseños que se fabricaban en la planta Sumar. Trabajó un tiempo en la Compañía de Comercio, una tienda de tapices argentina. En 2008 decidió independizarse y fundó “Dominique Sumar Telas y Alfombras”, inicialmente como una tienda abierta al público. Hoy sólo funciona como showroom con visita concertada; provee telas importadas y entrega el servicio de tapices y cortinas confeccionadas y su instalación, en los más prestigiosos hoteles de Chile. Hace poco se expandió a Latinoamérica.

Dominique es nieta de Salomón Sumar, inmigrante palestino, fundador de Industrias Sumar, una de las empresas textiles pioneras y más grandes de Chile y la región; que fue intervenida en 1971 por el gobierno de la Unidad Popular, perteneciente al llamado “Cordón San Joaquín”. Era una industria de las llamadas “combativas” debido a la gran efervescencia política partidista que se vivía en su interior.

Cuestión de género

La vida de Dominique Sumar siempre estuvo ligada a los textiles por la tradición de su familia y ella continuó con ese legado. Reconoce que ser mujer nunca ha sido un impedimento para ganarse un nombre en el rubro como tampoco a la hora de realizar su trabajo porque la mayoría de las empresarias de textil y diseño son mujeres. “Pienso que el mejor manejo práctico es presentarse como una persona seria. Siento que Chile es un país donde se dan las oportunidades para emprender y si uno hace las cosas bien no se generan barreras sociales ni otra problemática. Es difícil aprender a ser empresaria pero no siento que la sociedad te ponga las dificultades, la dificultad es darte cuenta cuáles son tus propias limitantes”.

Hace casi 10 años decidió independizarse y ser empresaria. Le pareció atractivo emprender. “Cuando una pierde la inseguridad, te atreves a hacer más cosas y en ese atreverte la gente te empieza a creer más y las cosas empiezan a resultar. No siento que haya algo ambiental que genere barreras, las barreras las trae una misma. El empresariado tiene que tener mucho olfato y estómago porque te ves enfrentada a situaciones complicadas y no puedes flaquear, la seguridad permite que te mantengas a flote”.

La empresaria piensa que las nuevas generaciones están mucho más cerca de la equidad de género que las pasadas. “La juventud de entre 25 y 35 años vive en un mundo bastante equitativo en cuánto a sus responsabilidades, cuando están en pareja ambos trabajan y cuidan a los hijos. En mi generación, ese concepto es mucho más machista. Antiguamente, el hombre trabajaba y la mujer estaba en la casa y eso se sigue replicando. Ella es quien sirve al resto, y por lo tanto, si trabaja tiene que compatibilizar esas horas con el cuidado. No siento que la mujer tenga que tener más responsabilidad en la casa y los hijos solo por el hecho de ser mujer”, manifiesta.

Menosprecio por las mujeres

Dominique Sumar está casada y tiene cuatro hijas. Ellas le hacen tener mucha empatía y especial cercanía a todo aquello que se vincula con los derechos de las mujeres como el aborto. “En un país donde el 95% de las interrupciones voluntarias del embarazo que se realizan no tienen que ver con las tres causales, estoy de acuerdo en despenalizar el aborto en un cien por ciento, más allá de esas circunstancias tan particulares. La mujer debe decidir si hacerse un aborto, cuándo y por qué. Sólo ella sabe la situación en la que está”. 

Para Sumar cada vez que se desacredita el testimonio de una víctima de violación se menosprecia al género femenino. Eso mismo se refleja en que la causal por violencia sexual termine siendo tan polémica. “La familia es el punto número uno de la sociedad. Debemos educar en libertad y respeto a partir de creer en el otro y traspasarlo a la sociedad. Por lo mismo, encuentro ilógico que se pudiera acudir a una mentira para insertarte en el sistema y tener derecho a un aborto”, declara.

Considera una desgracia la desigualdad actual entre aquellas mujeres que tienen recursos para abortar en clínicas privadas o financiar viajes al extranjero con este fin, versus aquellas que no tienen más alternativas que optar por abortos clandestinos e inseguros. “En lo emocional también pasa algo similar. Pongamos el caso de una joven de 19 años que va a abortar a una clínica privada, va a estar acompañada de alguien, de su mamá, del pololo. No es sólo el hecho de que ella pueda pagar por un aborto sino que también estará contenida. Mientras que otra adolescente con menos recursos recurrirá a la clandestinidad; lo más seguro es que sola, sin ninguna acogida emocional, que hará mucho más difícil su proceso psicológico y afectivo de por medio, que no debe ser fácil”, expone.

Inevitablemente, Dominique Sumar se pone en el caso de que alguna de sus hijas estuviera en situación de aborto. Sin dudarlo dice que la apoyaría en su decisión. “Si alguna de mis hijas estuviera en esa encrucijada, inicialmente me abriría a un dialogo para ver el contexto e indagar más, pero las ayudaría y tendríamos que ir a una clínica privada. Es un tema complicado y por lo mismo no puedo darles la espalda, porque yo las he educado para creer en ellas y tengo clarísimo cómo tienen puestos sus valores”. 

Un debate sin religión ni política

Dominique Sumar no se considera una persona ni de derecha ni de izquierda, más bien de centro. “Nunca me he planteado qué sector me representa, más bien veo a cada persona. Creo en un mundo pluralista y respetuoso con el otro. Creo que a Chile le haría muy bien dejar de ser tan polarizado. No estoy de acuerdo con esa idea de que toda la derecha es anti todo y tiene cierto sesgo. Lo que sí siento es que dentro de la derecha hay un grupo conservador que hace mucho ruido y que desgraciadamente empaña la imagen de lo que podría ser la clase media alta en el país”, comenta.

Para ella, en un debate sobre aborto no deben imponerse las creencias religiosas. No debiese afectar la capacidad de diálogo porque estos embarazos no deseados, complejos o que ponen en riesgo de vida de la mujer, afectan en cómo se configura la sociedad. “Creo que quienes están en contra del aborto tapan el sol con un dedo porque esto ocurre, solo se está pidiendo que se regule. Además, si a alguna de sus hijas les pasara, lo más probable es que la niña termine en una clínica privada abortando. El área conservadora no se conecta con Chile, no conoce otras realidades de nuestro propio país. Les hace falta empatía, aceptación de las diferencias. Son sumamente temerosos de aceptar las diferencias. Para ellos el camino más fácil y menos atrevido es mantenerse bajo el rigor de lo antiguo. Les falta salir de su burbuja, ver en qué está el mundo, qué siente la gente joven, qué sienten sus propios hijos. Desgraciadamente es un espacio de nuestra sociedad que es muy ciego. En ningún lugar del mundo a una mujer le resulta fácil abortar, no creo que sea algo espontáneo”.

Dominique Sumar concluye que el debate de las tres causales es una forma de encontrar el equilibrio entre lo que piensan los conservadores y liberarles. “Lo que significa un embarazo no deseado o riesgoso recae en un cien por ciento en la mujer, entonces debiese existir la libertad para ellas. Además, está comprobado que en todos los países donde se permite el aborto estos no aumentan, no es que las personas tengan relaciones sexuales en la calle con cualquiera porque sabe que puede ir a la esquina y abortar. Es lo mismo que cuando se regula la droga. Finalmente, estamos entrando en un mundo donde queremos que las personas sean responsables de su libertad, entonces hay que dársela, junto con las condiciones más optimas y seguras para gozar de ella”.