Por Carolina Carrera Ferrer, Corporación Humanas
“Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar”; “Somos el grito de las que ya no están” , “Nunca más sin nosotras”, “Vengo por las que no pueden, no saben o no quieren”; “Lo que no tuve para mí lo quiero para mis nietas”; “ Todas las mujeres contra todas las violencias”; “Camino a casa quiero ser libre no valiente” ; “Mi mayor miedo es que esto pare y todo siga igual”; “Soy la última línea, de aquí no pasaran”; “Asamblea constituyente paritaria y feminista”; “No somos histéricas, somos históricas” son algunos de los lienzos y carteles que enarbolaban la diversidad de mujeres que acudió al llamado de este 8 de marzo.
Los imaginarios de las mujeres en todo Chile expresados en lo simbólico de sus vestimentas, los lienzos y carteles como en sus consignas y cantos fueron la muestra del malestar de la mitad de la población de nuestro país.
La marcha de este #8M y la huelga del #9M lograron un significado muy diferente a marchas que antecedieron, no solo por el número de quienes se movilizaron a lo largo de todo el país, sino porque es un hito político, que se expresa en su voz como sujetas políticas y en los cambios sustantivos que históricamente han y hemos venido vindicando.
Una vez más las mujeres dimos cuenta de nuestra capacidad de unidad y compromiso cívico ante las injusticias y el poder desigual que se mantiene en nuestra sociedad. Fue en este, y lo ha sido en otros espacios de articulación, donde las mujeres mayoritariamente apoyamos la opción Apruebo, porque sabemos que solo será posible avanzar en igualdad de género, si somos por primera vez parte del debate de la organización de nuestra vida en común, sus principios, valores y derechos que se escribirán en la nueva Constitución, como también de los mecanismos de producción de la política y organización del Estado.
Lo que está claro es que la actual Carta Magna no nos reconoce como sujetas de derechos. Tanto así que en su lenguaje hace referencia a “hombres”, “hijos”, “padres”, “ciudadano” y la palabra “mujer” aparece mencionada solo una vez. En su contenido, tampoco considera una perspectiva de género en materia de igualdad y no discriminación, es decir, no incluye derechos sustantivos para las mujeres, no incluye medidas específicas para cambiar la subordinación de éstas en la sociedad, no reconoce el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado de las mujeres. Sobre esto último y de acuerdo a un reciente estudio de Comunidad Mujer, en el marco del proyecto “Juntas en Acción”, las mujeres llegan a un 21,8% de contribución al PIB, cifra que supera a todas las ramas de la actividad económica del país.
En consecuencia, sabemos que en Chile existen 400 mil mujeres más que hombres habilitadas por votar el próximo 26 de abril. Hoy con nuestro voto las mujeres tenemos una oportunidad histórica para lograr el cambio constitucional que demandamos. Nada sin nosotras.
Publicada en The Clinic